miércoles, 15 de diciembre de 2010

Historias de reportero | Carlos Loret de Mola

Entregó a su hermano para no caer él
Nació en Mérida, Yucatán, México. Es Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM)

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Miércoles 15 de diciembre de 2010
Desde hace cuando menos tres semanas, el gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, al fin se dio cuenta de que su hermano no tenía salvamento. A partir entonces, se dedicó a operar ya no su permanencia sino su fuga de la Cámara de Diputados, de la vida partidista y de la escena nacional. En ello le iba a Godoy la propia supervivencia política: sacrificar al hermano para no caer él.
Primero, de cara a las elecciones locales para sucederlo, en noviembre de 2011, donde el PRD figura abatido en las encuestas bajo el PRI, con Fausto Vallejo Figueroa, y el PAN, con Luisa María Calderón, hermana del presidente Calderón... y tal vez algo más: está marcado por la sospecha que sobre el propio gobernador tendió la administración calderonista desde que inició el proceso judicial conocido como el Michoacanazo.
Ni siquiera para los perredistas el caso Godoy ha sido una sorpresa.
La relación de Los Chuchos con Los Pinos es más que espléndida desde el inicio del sexenio. Antes de que la Procuraduría General de la República lanzara este expediente contra funcionarios y alcaldes michoacanos, Los Chuchos fueron informados al más alto nivel político: les advirtieron que el círculo cercano al gobernador Leonel Godoy estaba muy involucrado con La Familia, particularmente su hermano Julio César. Según fuentes muy bien informadas, el propio Ortega alertó a Godoy, quien no habría hecho caso. Por eso estalló el escándalo y el PRD nacional ni las manos metió.
Cuando un año después el expediente del Michoacanazo comenzó a desmoronarse en el Poder Judicial que liberó a casi todos los acusados, la postura varió y se subió el PRD al discurso de la persecución política. Esto sucedió porque se sintió traicionado: su alianza electoral con el PAN había incluido una especie de tregua sobreentendida para no atacarse mutuamente. La tregua se había roto cuando la PGR, a pesar de su fracaso en tribunales, seguía atizando con la narcopolítica.
Ya después de que Alejandro Encinas, José Narro y Guadalupe Acosta se embarcaron escondiendo a Julio César Godoy para que pudiera rendir protesta como diputado, dentro de la dirigencia perredista y la bancada en la Cámara de Diputados siguieron las valoraciones. El cálculo interno era que se derrumbara el Michoacanazo completo y quedaran libres todos, los 39 acusados, incluido el hermano incómodo. Sin embargo, la incapacidad de Julio César para explicar la procedencia del dinero que se le había detectado en cuentas bancarias los obligó poco a poco a matizar su defensa. Arturo Zamora, priísta integrante de la Sección Instructora que evaluó la averiguación previa, reveló que no había fondo lícito visible en alrededor de 24 millones de pesos en sus cuentas.
Ya sin contar que los dirigentes del PRD tuvieron acceso privilegiado a las conversaciones telefónicas que, según los peritajes del expediente, mantuvo Godoy Toscano con Servando Gómez, La Tuta.
Con estos elementos en la mano, los principales dirigentes del PRD se reunieron con el gobernador michoacano y concluyeron que defender al diputado hasta el punto de evitar su desafuero sólo traería un daño que podría ser irreparable tanto al partido como a la administración estatal. Y el gobernador decidió ceder a su hermano:
La decisión fue no impedir el desafuero, justificarlo en términos de permitir que enfrentara las acusaciones como cualquier ciudadano, pero tener cuidado de no pronunciarlo culpable. Y luego esconder al prófugo si hacía falta, protegerlo y enterrar el tema (¿cómo estarán las cosas que un grupo de diputados michoacanos pidió que se les permitiera abstenerse de votar por motivos de seguridad y se les concedió?).
El asunto está en realidad lejos de terminar.
SACIAMORBOS
Hay una grabación telefónica que se mantiene en secreto. Forma parte del expediente de los vínculos de La Familia Michoacana con autoridades políticas del estado. Electoralmente explosiva.

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