domingo, 14 de noviembre de 2010

El apoyo al teatro, una asignatura pendiente...

El Avaro, de Moliere.  Montaje Compañía de Teatro de Tuxpan, Ver.

La Muestra Nacional de Teatro de Guadalajara ofreció un panorama de la situación del quehacer escénico en el país, dominado por el fuerte centralismo y la falta de estímulos.

Domingo 14 de noviembre de 2010 Juan Hernández Enviado |

El Universal cultura@eluniversal.com.mx

GUADALAJARA.- Los teatristas de los estados del país aún esperan el apoyo contundente de las instituciones culturales en la consolidación de la infraestructura para la profesionalización de su quehacer. Si bien existen algunas entidades que cuentan con escuelas profesionales de teatro, como es el caso de Baja California, Veracruz, Monterrey, Guadalajara, Yucatán, Puebla y Querétaro, aún son insuficientes para cubrir las necesidades de formación de los jóvenes que ven al teatro no como un pasatiempo sino como una forma de vida.

La Muestra Nacional de Teatro que se realiza anualmente y que este 2010 llegó a su 31 edición, se ha convertido en la oportunidad para constatar que el desarrollo de un teatro profesional en los estados del país es lento debido a la falta de políticas culturales que apoyen tanto la formación, como la producción y el establecimiento de un mercado para la distribución de los productos artísticos que se generen en el seno de las comunidades teatrales.
Este año, 12 de las 31 obras que se presentaron en la Muestra Nacional de Teatro fueron del Distrito Federal y el resto de once estados. Es decir que 20 entidades de México no fueron representadas en este encuentro teatral y el argumento de los organizadores del cónclave de teatro más importante de la República es que no cumplieron con la calidad exigida.
La presencia abrumadora de obras producidas en la ciudad de México no es casual. En la capital del país se encuentran las escuelas profesionales de teatro más sólidas, así como los artistas con mayor experiencia y exposición no sólo en el campo nacional sino internacional. Esta ventaja se refleja cuando se le pone a “competir” con los estados de la República, en donde a veces no hay por lo menos una escuela profesional de teatro.
En Yucatán, por ejemplo, uno de los estados en donde hay esfuerzos por profesionalizar el quehacer teatral, existe sólo una institución educativa que ofrece una licenciatura en teatro. Se trata de la Escuela Superior de Artes, creada hace apenas cinco años.
“Antes de esta escuela, se había hecho teatro en Mérida, pero lo hacía gente formada en las tablas. En la década de los 90 varias personas del estado se fueron a estudiar a Veracruz y al Distrito Federal, y después regresaron a impulsar el desarrollo de un teatro profesional en Yucatán. Creo que a eso se debe que en la actualidad tengamos un teatro más dinámico en el estado”, comentó Ulises Vargas, estudiante de la Escuela Superior de Artes, quien ya incursiona en la práctica escénica como director. Sin embargo, el joven creador explicó que en Yucatán no existe un circuito de teatros para programar temporadas. “Acceder a los foros del estado es muy difícil. A veces te dan cinco funciones, que son insuficientes para dejar que una obra madure y encuentre a su público. Los teatreros, en ese sentido, tenemos que movernos de manera independiente, buscando espacios alternativos”.
Por otro lado, comentó que el único festival de teatro que ofrece estímulos para producción es el del Ayuntamiento de Mérida. “Fuera de eso y de las becas del Programa de Estímulos a la Creación Artística, no existen más fuentes para producir obras”, subrayó.
En Baja California, uno de los estados más pujantes en el terreno teatral, la realidad no es más alentadora. Daniel Serrano, experimentado dramaturgo y director de escena, lamentó que una política cultural errada haya desaparecido al Centro de Artes Escénicas del Noroeste (CAEN), en donde se impartía un diplomado que impulsó por varios años la profesionalización del quehacer escénico en el estado. En la actualidad, dijo, la única opción para estudiar teatro es la licenciatura que ofrece, desde hace cuatro años, la Escuela de Artes de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
Nuevo León, un estado económicamente pujante, ofrece la Licenciatura en Teatro en la Facultad de Artes Escénicas de la UANL, sin embargo, los teatristas Alberto Ontiveros, Marlene Danhli, Juan Luna y Tony Ross consideraron que la formación es muy limitada y que la opción sigue siendo salir del estado para tener una mejor preparación y enfrentar con mejores herramientas el hecho escénico.
Sin embargo, la realidad de la mayoría de los estados del país es aún peor en el terreno de la formación profesional del teatro. Un ejemplo es Tamaulipas, en donde no existen escuelas y la gente se forma en la práctica. En Tampico, la opción que tienen los jóvenes interesados en el teatro es comprometerse con un maestro que se capacitó en el DF o en algún otro estado en donde sí hay escuelas profesionales.
Sandra Muñoz, quien estudió teatro en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y ahora forma a jóvenes de Tampico en el arte de la escena, comentó: “Cuando no hay escuela, un muchacho que alguna vez participó en una obra de teatro en la preparatoria cree que ya está capacitado para dirigir. Entonces lo que vemos son montajes de mala calidad y eso es lo que se muestra al público”.
La actriz y directora consideró que el centralismo ha provocado que la gente que sale del estado para estudiar en el Distrito Federal, “pocas veces regresa a compartir el conocimiento con los jóvenes de Tamaulipas”.
 
Producciones austeras
En el terreno de la producción, los teatreros de los estados carecen de recursos para vestir sus obras de manera profesional. No obstante, la falta de financiamiento no los detiene, y aún sea con dinero que sale de sus bolsillos o llevando objetos y ropa de sus casas, realizan sus montajes. La falta de una política de producción por parte de las instituciones culturales de los estados, impide que haya una mayor consolidación de proyectos escénicos. Los más afortunados logran conseguir recursos limitados para llevar a cabo producciones modestas.
El hombre sin adjetivos, de Mario Cantú, dirigida por Daniel Serrano, de Tijuana, fue producida con 19 mil pesos, de los cuales10 mil pesos se destinaron al pago de los honorarios del dramaturgo. Recientemente, Serrano obtuvo el apoyo institucional de 560 mil pesos para producir El carbón en la boca de Porcia, una cifra razonable que incluye no sólo la producción sino también el sueldo de actores y creativos por 30 funciones.
“Esta cifra suena bien, pero se beneficia a una compañía por año, lo cual no es suficiente para generar un movimiento teatral. Creo que se debería fomentar el sentido de la programación de temporadas y consolidar un mercado”, comentó el director de Tijuana.
En la producción de la obra Medea y Jason, con la Compañía A-Tar, dirigida por Marcial Salinas y las actuaciones de Sandra Muñoz y Luis René Ramos, de Tamaulipas, se invirtieron 12 mil pesos, y de estos 3 mil 500 se destinaron al vestuario del personaje Jason, “que fue lo más caro”.
 
Sueños truncos
La posibilidad para vivir dignamente del teatro parece escurrirse entre los sueños de los jóvenes que practican este arte en las entidades del país. Jair Zapata y Karla Franco, de 23 y 21 año de edad, estudiantes de la Escuela Superior de Artes de Yucatán, expresaron que el Distrito Federal ya no es la opción para emigrar. Zapata quiere irse a Argentina, y Franco a Europa. ¿Con qué recursos? No lo saben bien. Lo que si tienen claro es que su estado no les ofrece una opción real para dedicarse y vivir del teatro.
La realidad no es tan alentadora como los deseos de los teatristas por buscar nuevos caminos para desarrollar su trabajo. Luis René Ramos, joven tamaulipeco de 26 años, dedicado profesionalmente a la actuación, señaló que puede dedicarse al teatro porque es soltero y vive en la casa de sus padres.
Luis René Ramos puede recibir 400 pesos por función, aunque esa cifra varia siempre dependiendo del proyecto y nunca es suficiente para vivir. Uno de los mejores sueldos que ha recibido en los 10 años que lleva en el teatro, fue de 16 mil pesos por una obra que recibió el apoyo del Programa Nacional de Teatro Escolar, en el cual invirtió ocho meses de trabajo.
El desarrollo de un movimiento teatral nacional sigue siendo una asignatura pendiente. Los teatristas de los estados se mantienen en sus trincheras, trabajando más con pasión que con recursos, impulsados por la necesidad de expresarse artísticamente y de tomar una posición frente a la realidad que les circunda. Su amor por el arte de la escena no es suficiente para consolidar sus aspiraciones de crecer profesionalmente, requieren de una política cultural que atienda las necesidades de cada comunidad, para ofrecer una opción real de desarrollo a quienes quieren vivir por y para el teatro.
 

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