martes, 9 de noviembre de 2010

TIENDA DE RAYA...

Por: Imelda Torres Sandoval
jurisagro@yahoo.com.mx

Evitemos la violencia en contra de los niños y de los  animales...

Cerca de mi casa amarran un burro. Anoche lo escuché ronco y triste, su rebuzno era ya casi inaudible.
 ¿Qué tendrá el burro? le pregunté a mis hijos, extrañada de no escuchar su voz fuerte, ya cayendo la tarde, anunciando la entrada de la fría noche. ¿Tendrá tos?
No mamá, ¿cómo crees? A los burros no les da tos, me contestaron. El burro tiene sed.
¿Qué no vez que ya tiene amarrado en el sol todo el día?


¡Pobre borrico! Hasta muy tarde, que logré dormirme, lo escuché ya no rebuznar sino gemir. Hoy temprano esperé a que su dueño viniera a darle al menos agua,  pero no apareció nadie.
Ya a media mañana, tomé un bote y le llevé agua al burrito. Me miró con sus profundos ojos de avellana y sacudió las orejas, como si me diera las gracias. Se bebió tres botes de golpe. Movió la cola, y se echó a la sombra.

No se por que me extraña el maltrato al pobre burro, si cuando me quedo en casa, me es casi imposible trabajar en la compu,  entre el burro sediento y los lamentos de dos criaturas, no me dejan concentrar en mis tareas.
Los gritos para los pequeños, que apenas tendrán tres años, son continuos y violentos:
¡Ya cállate! ¡Lárgate de aquí! ¡Deja de estar chingando! ¡Cállate pendejo!
Si llamar al DIF para reportar el abuso infantil es una pérdida de tiempo. ¿Quién podrá defender  a estos niños de su madre abusiva?
Al burro puedo darle agua, pero por los niños nada puedo hacer. A nadie le interesa un ñiño lastimado.
¿Y si los diputados no concluyeron el trabajo sobre la Ley contra el Maltrato a los Animales?
¿Quién defiende al pobre burro?
Ni modo de llamar al Chapulin Colorado.
Ni hablar, los más débiles, sin duda, seguirán en estado de indefensión jurídica.
¿Hasta cuando tendremos autoridades más responsables y leyes más justas?
Usted aprecible lector ¿Qué opina?

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