jueves, 4 de noviembre de 2010

TIENDA DE RAYA...


Por: Imelda Torres Sandoval
La bancada de la vacilada…
Mañana unos llegan y otros se van. 50 diputados veracruzanos entregan una agenda legislativa llena de baches, como las calles de Tuxpan.
Héctor Yunes Landa, Presidente de la Mesa Directiva de la saliente sexagésima primera Legislatura, hizo cuentas alegres, y  en su último informe de labores, enfatizó que este congreso  logró una gran consenso en la votación de Leyes, Códigos, Decretos, Minutas e Iniciativas ante el Congreso de la Unión, ya que prevaleció el voto unánime, y de 879 de estas votaciones, 560 fueron por unanimidad, y 310 por mayoría, aprobando “lo que representa el 53.26 por ciento del total, sin considerar las 6 iniciativas presentadas en la Legislatura anterior, que fueron dictaminadas y aprobadas por esta LXI Legislatura”.
Muy bien, se cumplió, tal vez, la función legislativa del congreso, aunque habría que analizar la pertinencia y actualidad de las leyes y reformas aprobadas. Pero ¿y la función fiscalizadora?
Aquí le expongo algunas de esas funciones de vigilancia del uso de los recursos públicos, que la Constitución de Veracruz reconoce como facultad exclusiva del Congreso local:
ART. 33.- Son atribuciones del Congreso:
XVI. Autorizar, en su caso, a los ayuntamientos:
a) La contratación de obras y servicios públicos, cuando produzcan obligaciones que excedan al período constitucional del Ayuntamiento contratante;
b) La celebración de contratos y de obras públicas, cuando su valor exceda del veinte por ciento de la partida presupuestal respectiva;
c) La contratación de empréstitos;
XVII. Llevar el registro de la situación patrimonial de los servidores públicos estatales y municipales, los cuales se harán públicos en los términos establecidos por la ley;
¿Y bien?
Que nos informen también los diputados salientes, la obra pública y los empréstitos autorizados a los ayuntamientos, porque resulta que ya no hay lana en las arcas públicas. ¿En qué términos se realizó tal contratación? ¿Para qué?  Y que nos detallen las acciones de fiscalización que iniciaron para auditar al Ejecutivo Estatal y los alcaldes que desfalcaron las arcas de sus municipios.
Creo que el legislativo nos está quedando a deber como un contrapeso al poder ejecutivo. Habría que recordarles a los flamantes diputados que llegan, que no son empleados del Gobernador en turno ni están para complacer sus caprichitos ni son voceros de sus acciones de gobierno.
¿Por qué no se les facilita una copia de la biografía de Belisario Domínguez?
Tal vez así, comprenderían  la alta función que les han asignado sus representados, usted y yo, ante los despropósitos del autoritarismo, y se comportarían con mayor dignidad.
Usted apreciable lector ¿Qué opina?
Hasta la próxima.

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