martes, 1 de febrero de 2011

Países corruptos, bajo la lupa de las nuevas tecnologías...

El analista mexicano Diego Beas destaca el papel que juegan internet y las redes sociales en la organización social

EFE
MADRID, 1 de febrero.- Las revueltas populares en Túnez y en Egipto demuestran cómo los estados "corruptos o incompetentes" están ahora expuestos a unas fuerzas hasta hace poco desconocidas, las que movilizan las nuevas tecnologías de la información, según el analista mexicano Diego Beas.

Beas es el autor del libro "La reinvención de la política; Obama, Internet y la nueva esfera pública", recién editado, en el que narra cómo a finales de la década de los años 90 la sociedad civil estadunidense fue precursora al echar mano de las nuevas tecnologías para organizarse políticamente.

"Comenzaron a darse cuenta de que con herramientas tan elementales como el correo electrónico podían potenciar esfuerzos" y llevar a cabo acciones de comunicación y organización política impensables en los años precedentes, explicó hoy Beas en una entrevista telefónica.

El autor cuenta cómo las posibilidades que ofrecían los nuevos medios fueron aplicadas en altas esferas de la política y utilizados en campañas, elecciones al Congreso o, a partir de 2000, en las presidenciales, en la recaudación de fondos o en la implicación de la gente en la divulgación de los programas políticos.

Y fue así como en 2008, cuando la posibilidad de utilización de esos medios ya era clara, el demócrata Barak Obama y sus asesores decidieron hacer una campaña electoral que supuso la transformación de la forma de utilizar las herramientas tecnológicas.

Beas cita en su libro al principal asesor político de la Casa Blanca, David Axelrod, quien asegura que el uso de las tecnologías en la campaña de Obama logró "devolver la política a las personas, a las bases".

Esto se explica, dice Diego Beas, en que "más allá de la forma, del servicio específico que puedan permitir estas herramientas, está la interacción que ellas permiten", y añade que es ahí precisamente donde radica el cambio.

Se transformó la "ecuación política", la "vía única" que durante medio siglo supuso la televisión y su adaptación al discurso político, por el de la "doble vía" en la que las nuevas tecnologías permiten la participación ciudadana.

Según Beas, "esta 'doble vía' es esencial porque otorga la posibilidad de que se transforme la estructura del discurso y que los políticos deban actuar de otro modo".

Otro elemento de la ecuación, dice, es la "inmediatez", la rapidez con la que la ciudadanía puede intervenir y "replicar" en la comunicación, y con la que el político debe actuar, pues, ahora, "los efectos de un error de gobierno o los efectos de un discurso se vean reflejados de inmediato".

Para el analista mexicano, toda esta novedad se traduce en un "cambio de paradigma brutal", en el que ya no son únicos los medios tradicionales, los que antes decidían no hacerse eco de una información y entonces nadie más tenía la capacidad de hacerlo.

Esos medios tradicionales, dice Beas, "cada vez pierden más relevancia, tanto en influencia sobre lectores o espectadores, o como modelo de negocio que ya no funciona como antes".

"Se están redefiniendo las reglas de un nuevo sistema de distribución de la información", considera Beas, aunque reconoce que en medio de la "atomización" y surgimiento de nuevos actores, es imposible predecir cual será el nuevo modelo: Sólo está la certeza de que "se están viendo los primeros cambios" y que habrá "un periodo de transición largo".
Medio Oriente pone el ejemplo
Y como muestra del "poder de la información", Diego Beas se fija en "la rapidez fascinante" con la que los movimientos sociales y sus redes son testigos de lo que hoy sucede en países como Egipto o Túnez.

"Lo importante -dice- es el intercambio de información; después ya se sabrán cuáles fueron las plataformas tecnológicas utilizadas".

Y agrega que todo esto es "una lección, no sólo para el mundo árabe", pues "cualquier estado con condiciones internas débiles está más expuesto" y su estabilidad queda sostenida en unos pilares antes desconocidos.

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